sábado, 25 de agosto de 2007

El límite, una mirada

Dos extraños en la noche, no te conozco, tú no me conoces. Apenas te veo en la distancia, miro al suelo. La noche avanza, y entre tímidas miradas de soslayo, adivino en tí unos preciosos ojos, y me divierte comprobar que de vez en cuando dejas reposar sobre mí tu mirada, fugaz aunque no por ello casual, como quien acaricia la hierba, o roza unos labios...

A medida que pasa el tiempo he procurado mantenerme cerca, aunque distante, las miradas ya se han tornado en complicidad... Me tanteas una y otra vez, observando con quien hablo, que bebida me llevo a la boca, intentando escudriñar mis pensamientos. Mientras el reloj avanza, pesambroso él, condenandonos a ser unos simple desconocidos. He de actuar, aunque solo sea en pro de las miradas. Momento crucial, pasas por mi lado, me estremezco, no puedo dejar de mirarte, y durante ese instante mágico, nuestros ojos se reflejan, mis pulsaciones aumentan a mil, sigo sin apartar la vista... nadie dice nada, ¿Para qué estropear este momento?, un momento que muere en un suspiro, mientras tus pasos se alejan de mi, y asumimos que nuestro destino no era cruzarse.

Si, jamás conoceremos nuestros nombres, jamás habrá ese primer beso, jamás me susurrarás al oido, pero jamás una mirada había llenado tanto espacio vacío.

1 comentario:

María Popea dijo...

Es muy lindo para ser muy triste, si, talvez jamas, pero siempre procuraré estar a tu lado, y no importa que el tiempo pase, no importa que nuestro futuro sea incierto, este futuro al que le tengo tanto miedo... como un recuerdo, o como tu presente siempre estare a tu lado.