miércoles, 26 de mayo de 2010

Heal the Hell

Ahora que Dios ha muerto...

Júrame que no somos dos lobos desterrados de la manada, mezclados en el barro de la culpa. Cubiertos de pulgas, fuera de la excelencia de los perros callejeros. Esas dos sombras que todos los hombres evitan en los caminos. El recordatorio del miedo, la mención de lo prohibido.

Con las venas al rojo, con las alas amputadas, con los ojos cubiertos de polvo.

Una hoguera que se muere en medio del hielo... dime si no basta con solo mirarlos al corazón para condenarlos a vagar bajo esta pútrida sábana. Me susurras en la oscuridad con tu cáustica voz y araño el filo cortante de la piedra.

Ahora que Dios nos ha abandonado...

Supongo que somos ese ser de pestilente atmósfera que se arrastra en las cunetas, con desgarrados ropajes y que muere su vida en cualquier zarza... A merced de abandonarse al deseo, sin un techo que hacerle olvidar el rocío y la dura escarcha.

Allí donde vive el recuerdo, resucita el olvido. El lugar donde mueren las penas, te apuñala la nostalgia.

Un bonito rostro que se hunde en tus pesadillas...

1 comentario:

Nath dijo...

Quizá el olvido sea como la malahierba. Cuando descuidas el jardín, se echa a perder para siempre..

Y no te das cuenta de que aún queda viva, entre tanto caos y muerte, alguna que otra rosa.