viernes, 25 de diciembre de 2009

Howling at the Moon




Tampoco he visto tantos amaneceres,
Tampoco me retumba tanto el corazón…
Nunca seré el hombre más bueno de la Tierra, pero al menos tampoco lo he intentado.
Tampoco he soñado con fragancias mortuorias,
Tampoco sentí su aliento en la nuca…
Solo que a veces me da por mirar atrás, pero me hice apóstata de tus sentimientos.
Tampoco recuerdo si su piel es fria,
Tampoco canté que la luna se apaga…
Y sin embargo hubo un día que lo creí todo, pero me hice ateo de mi corazón.

Si, le echaron cal a nuestra vida,
Si, tu eras la sangre y yo la herida,


Con la bilis en la boca intento no gritar, pero las palabras se me resbalan como un glaciar en el desierto. Ahora que tu pútrido veneno empieza a ser la miel más dulce. Ahora que no existe un antes ni un después. Ahora que mi vida no es más que un desesperado cadaver lascerado que susurra excitado en la penumbra, alumbrado solo por una consumida vela que se desvanece como las horas del verano.

2 comentarios:

Nath dijo...

No dejes nunca de creer.
Es lo único que no pueden quitarte, y si tú se lo das, si les dejas tirarla por el pozo... entonces perderás todo lo que tienes.

Cree...
cree y déjalo ir.

Anónimo dijo...
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