A veces, quedar mi cabeza vacía
mirar unas horas un paisaje desolado,
escuchar lo que dice el silencio,
quemarme con un cigarro ya apagado.
En vano espero una llamada suya
y que el humo me consuma entero,
mientras los dardos se clavan,
cuando el llanto se torna sincero.
Mejor quedarme en un punto muerto,
donde solo me escucho recordar,
no reir, no llorar, sufrir, ni soñar...
Las dudas me espantan la magia,
y solo queda la duda, el abismo,
siempre al caer en lo mismo.
Siempre tengo la impresión de que las Malditas Sombras se me escapan de las manos, y que cuando voy a detenerlas les hago daño, pero la sola idea de tenerlas alejadas hacen que estremezca mi ser desde el templo hasta el alma, dejando así que las hojas me marquen el camino que va a ninguna parte...
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