
No hubo gota del rocío que colmara este alma sedienta de amaneceres.
No hubo una gota carmesí para desteñir todos los crepúsculos.
No hubo suficiente piel para tatuar todas las normas.
Desterrado de un paraíso que ni me pertenece ni me ha pertenecido,
tengo las manos llenas de sangre por no saber arrodillarme.
¿Acaso soy yo el guardián de tu piel?
¿Acaso el sol sale por dos sitios?
Si pudiera, volvería a alzar el filo cortante de la piedra
y descargarlo con rabia contra su sién de nuevo.
Volvería a contemplar su mirada de horror y de muerte,
sintiendo su sangre caliente como fina lluvia.
Si pudiera...
Si pudiera, volvería a morir y resucitar otras mil veces.
Mil veces maldito, mil veces vivo.
Creéis conocerme y solo soy una ilusión de vuestras mentes,
un pequeño voltaje en vuestro corazón.
Creéis amarme y solo temeis a la soledad,
esa que es mi alma gemela.
Mil veces olvidado, mil veces vivo.