domingo, 12 de abril de 2009

Sobre musas y ángeles caídos



Creo que fueron sus labios

O quizás sus ojos

Tal vez estaba mirando más abajo de donde debía

O seguramente todo lo anterior... Y me dejé llevar por todas sus calles, poco iluminadas, presididas por una luna llena arrebatadora y orgullosa, y con la respiración entrecortada sentí que estaba recuperando aquello que nunca tuve, pero que siempre ha formado parte de mi.

Que se callen las palabras que no dicen nada, y hablen las noches mojadas, los besos robados y las promesas que no se dicen pero que se sellan con saliva.

Silencio sordo y labios desgarradores.

Y otra vez al alba, tiritando de frío, o tal vez de impotencia y soledad, me encuentro pegando los trozos de un lazo roto, restaurando los pétalos de una flor que nunca regamos y recordando... el sabor cálido de su inspiración.

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5 comentarios:

Unknown dijo...

extrañaba tus escritos buen amigo, ojala te vea por mi nuevo dominio
saludos para ti

Tacónrojo dijo...

Ten cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad.
Que a veces merece la pena tiritar de frío si antes el calor fue tan abrasador que en vez de quemar la piel te hacía sentir bien.


Un besito.
Y por cierto: Cómo no puedes regar la flor, guardalá en un diccionario en la misma página en la que venga alguna palabra ofensiva ;)

John Michael dijo...

shhh ya pedi un deseo

Tacónrojo dijo...

siento que me aferro a algo que no tengo :S

John Michael dijo...

¿Y que es lo que no tienes? ¿que te gustaria tener para aferrarte?