domingo, 9 de diciembre de 2007

Hijo de tal

Había una vez un hombre, que había luchado toda su vida para ser arquitecto, le había llevado años de estudio y sacrificios, para él y para toda su familia. Este hombre había engendrado un hijo, y este hijo se crió en la riqueza que su padre, con todo su sudor, había conseguido juntar. Pero el hijo en vez de seguir el ejemplo de su padre, disfrutó de las riquezas en su propio provecho, no trabajaba y solo gastaba dinero, en coches, ropas, mujeres, fiestas...

Cierto día, estando el padre en la obra, dirigiendo a los encofradores, el hijo llegó en un flamante coche deportivo. Divisó a su padre en lo alto de la construcción, instruyendo a los trabajadores.

-Papá, he venido a por dinero, necesito 200 euros.
-Si los quieres, sube aquí, que veas como gana tu padre el dinero...

El hijo subió, pero cuando se vió tan alto le empezó a dar miedo de las alturas. Todos los que estaban allí arriba trabajando empezaron a reir, pero el padre, en un claro gesto paternal, sujetó al hijo para que no cayese al suelo, y le dijo:

-Mira hijo, el sueño de todo padre no es que su hijo siga necesariamente su camino, si no que en vez de que a tí te llamen el hijo de tal,que a mí me llamen el padre de tal, porque hayas llegado lejos en esta vida, el mejor aprendiz es aquél capaz de superar a su maestro. Y toma, 200 euros, gástatelos, pues tu padre es capaz de ganarlos.

1 comentario:

Tacónrojo dijo...

Si yo digo: papa...yo kiero 200€
el me responde: pos vente a trabajar conmigo ke ya verás ke bien te los ganas!


Aix...
papi...se arkitekto pordios!!!