
Cayendo en la misma dirección de siempre, la inercia se hace dueña de mis actos, y el anhelo aspira otra calada del mismo humo tóxico de siempre.
En secreto, sigo soñando lo mismo que ayer y deseando lo mismo para mañana, olvidando que hoy también me toca sentir la brisa, apartando el miedo a un inconsciente y discreto segundo plano, acechando como un lobo al inocente y frágil rebaño...
Porque frágiles siempre fueron las esperanzas de un futuro junto a ti, fugaces los sueños en los que te poseía y persistente el recuerdo... Ya solo espero que el olvido sea benevolente conmigo, que el tiempo sea algo más que una prisión invisible que me destierra al vacío, que me atormentará cada noche, por siempre jamás.
Hasta mas ver, inspiración, dejaré de prometerme utopías y pisaré suelo firme, aunque me hunda en espiral.
El humo de tu cigarro abrasa mis heridas abiertas...